Crema catalana

Hoy en oido chef vamos a hablar de unos los postres más ilustres de la gastronomía española, un plato tradicional en los restaurantes catalanes , la crema catalana ha evolucionado a través de las recetas de los chefs teniendo multitud de acompañantes pero sin perder la esencia original. Vamos a hablar sobre sus origenes y su receta.

Introducción.

Ingleses y Franceses afirman conocer un postre similar desde hace siglos, pero para los catalanes, la crema catalana o crema de Sant Josep (crema de San José) representa una de las cimas de su tradición culinaria. Dado que no fue Escoffier, el papa de la cocina francesa, quien introdujo a principios del siglo XX la hoy muy extendida en

Francia "crème brulée", es muy posible que debamos buscar el origen de este refinado postre en Cataluña, y que allí lo encontraremos.

La tradición dicta que el día de San José, 19 de marzo, preparan esta deliciosa crema.

Se sirven en pequeñas cazuelitas de barro, ya que el azúcar debe quemarse con un instrumento de hierro diseñado para ello que se calienta el fuego.

La crema tambien se utiliza para rellenar manzanas. Solo los mejores locales siguen ofreciendo crema catalana auténtica.

Las bolsitas con polvos prefabricados han conquistado el mercado. ¿hoy en día, quien se toma la molestia de quemar el postre? una pena vamos.....

Ingredientes:

-200 gr de azúcar

-4 yemas de huevo.

-1 rama de canela

-la mondadura de 1/2 limón

-1/2 l de leche.

Preparación:

Mezcle 150 gr de azúcar con las yemas de huevo en un cazo y remueva hasta que quede espumoso. Añada la rama de canela, la moldadura de limón y la leche. Caliente la mezcla sin dejar de remover, lentamente, hasta que empieze a espesarse. Retire del fuego y saque la rama de canela y la piel de limón. Coloque la crema en cazuelitas resistentes al fuego. Dejalas enfriar y consérvelas en la nevera.

Poco antes de servir la crema espolvoréela con el azúcar restante y quémala con el tradicional instrumento de hierro en forma de espiral para que el azúcar se caramelice.

(de no tenerlo, quemelo con un soplete de cocina).